Cuando hablamos de escarlatina, parece que estamos hablando de una enfermedad, perdida y superada del pasado, pero muy a nuestro pesar no es así. Tanto es, que se están declarando constantemente nuevos casos de fiebres por escarlatina, como sucedió en un colegio de Alicante, el 13 de mayo del 2015, donde se detectaron 6 posibles casos.
Si nos remitimos a libros como "Mujercitas" o "Lo que el viento se llevó", donde personajes de ambas novelas padecen e incluso mueren por la escarlatina, pues la imagen que nos llega de esta enfermedad, es que se trata de una enfermedad de tiempos pasados, erradicada y grave incluso mortal. Pero la realidad es otra, puesto que se trata de una enfermedad que actualmente siguen apareciendo casos en distintas partes del mundo, sin ir más lejos en Alicante, donde se detectaron en un colegio 6 posibles contagios.
Técnicos de Epidemiología del Centro de Salud Pública de Alicante están llevando a cabo una investigación de este brote de escarlatina. Se procede a la realización de un test diagnóstico, que detecta la existencia del estreptococo que provoca la enfermedad. Esta infección es causada por una infestación de estreptococos del tipo A de Lancefield (streptococcus pyogenes).
Según informan fuentes de la Consellería de Sanidad, a 187 personas, entre profesores y alumnos, se les ha realizado el test, siendo positivo el resultado en un 22%. El tratamiento prescrito es la toma de un antibiótico individualizado durante diez días.
Los antibióticos suelen ser penicilinas inicialmente, para cortar los síntomas de fiebre, dolores de garganta, cabeza y articulares, tos y nauseas.
La vacunación preventiva para escarlatina no existe, pero los padres pueden prevenir el contagio siguiendo una serie de medidas, tales como aislar al enfermo en casa, durante los días de mayor riesgo de contagio, que coincide con el tiempo de incubación entre 1 y 5 días. Este período puede reducirse en uno o dos días desde que comienza la toma del antibiótico.
Una vez superada la infección, no hay garantías de que no se repita un nuevo contagio, puesto que el enfermo ha quedado inmunizado de un subgrupo concreto de bacteria, pero no de sus variantes.
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